Parques Nacionales
Naturales de Colombia
Fotografía: Gabriel Eisenband - Andrés Mauricio López
Colombia es un país privilegiado por su enorme riqueza natural. Hemos avanzado significativamente, como pocos, en proteger a perpetuidad y con salvaguardas constitucionales y legales esta gran riqueza, para esta y las próximas generaciones. Les invito a disfrutar de la majestuosidad que nos ofrecen las áreas protegidas en Colombia y a dimensionar lo importantes que son para nuestra supervivencia, para el bienestar de las comunidades que forman parte de ellas y por los valores culturales e históricos que las habitan.
Proteger estas áreas es proteger la vida misma, es dejar un legado para el disfrute de una Colombia donde "el verde es de todos los colores", como lo describió el poeta colombiano Aurelio Arturo, quien interpretó la diversidad de Colombia con una pluma perfecta donde se expresa la multiculturalidad y la riqueza natural, dueña de un paisaje extenso donde podemos apropiarnos de
interminables desiertos, frondosas selvas o llegar hasta el blanco, blanco de uno de nuestros picos nevados.
Colombia ocupa el primer puesto en biodiversidad por kilómetro cuadrado y cuenta con 311 tipos de ecosistemas continentales y marinos, lo que nos impone un gran desafío en materia de protección y desarrollo sostenible.
En este sentido, el Gobierno Nacional, a través del sector ambiente, se trazó la megameta de ampliar los ecosistemas protegidos de Colombia a cerca de 26 millones de hectáreas en el cuatrienio 2014-2018. Alcanzamos la meta con un año de anticipación y hoy hemos protegido cerca de 29 millones de hectáreas que involucran ecosistemas de páramos, bosques, selvas y áreas marinas, acercándonos al propósito de dejar al país con más de 30 millones de hectáreas protegidas a perpetuidad.
Esto equivale a cerca de seis veces el área de Costa Rica, un país que vive de sus recursos naturales de manera sostenible. La reciente expansión del sistema de áreas protegidas ha tenido un papel fundamental en el proceso de
acceso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pues con ella atendimos satisfactoriamente dos de las recomendaciones más importantes en materia ambiental que nos hizo la organización: aumentar significativamente las áreas protegidas terrestres y marinas, y proteger los ecosistemas altamente vulnerables y ricos en especies endémicas y biodiversidad amenazada, como los bosques de los valles andinos centrales, el bosque seco de las sabanas de la región Caribe y los páramos.
Este acceso le permite a Colombia aprender de las experiencias de los países de la OCDE que han enfrentado exitosamente retos ambientales similares.
¿Qué significa contar con más áreas protegidas en Colombia? Las áreas protegidas están reconocidas ampliamente como una estrategia vital en los esfuerzos para conservar nuestros recursos naturales y nuestra biodiversidad, para fortalecer la integridad ecológica de nuestros ecosistemas, para reducir los riesgos e impactos de los eventos climáticos extremos, y para contribuir a la adaptación y mitigación al cambio climático.
Las áreas protegidas preservan nuestros ecosistemas más representativos y aseguran la continuidad de los procesos ecológicos y evolutivos naturales para proteger la diversidad biológica, mantener la oferta de bienes y servicios
ambientales esenciales para el bienestar humano y garantizar la permanencia del medio natural, como fundamento para el mantenimiento de la diversidad cultural del país y de la valoración social de la naturaleza.
En cada región del país hemos protegido unas áreas de belleza infinita. En la Amazonía, por ejemplo, encontramos el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete, mosaico de paisajes amazónicos, que constituye una de las áreas con más alta diversidad biológica del planeta. En el corazón de la región cafetera colombiana, el Parque Nacional Natural Los Nevados, un área protegida que es a la vez eje articulador de conectividad biológica. Hacia el Caribe con la Sierra Nevada de Santa Marta tenemos la formación montañosa
litoral más elevada del mundo, cuna de los tayrona, un área protegida de particular belleza paisajística y con gran significado cultural.
Dentro de las áreas protegidas están también las áreas marinas como el Distrito Nacional de Manejo Integrado Yuruparí Malpelo, punto estratégico
para la presencia de muchas especies clave, tanto a nivel pesquero, como para la conservación. En la Orinoquía está el Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, un área extraordinaria con la presencia de especies únicas y
muestras arqueológicas sobre los ríos Duda y Guayabero, en donde se encuentran petroglifos y pictogramas de guardianes ancestrales que nos dejaron este legado de comunión con la naturaleza.
Los beneficios ambientales, sociales y económicos que nos proporcionan las áreas protegidas son incalculables, como incalculable es el daño y la transformación que ha sufrido el planeta debido a las acciones del hombre.
Sabemos que los activos ambientales deben convertirse en la base del desarrollo del país en un contexto de cambio de paradigma, por eso en los últimos cuatro años de este gobierno se han restaurado alrededor de 210 000 hectáreas a lo largo y ancho del territorio nacional, lo que equivale a un poco más que el área del departamento del Quindío, que Bogotá o la mitad del departamento del Atlántico.
Hoy Colombia es, sin duda, un referente en América Latina y el Caribe en cuanto a la administración y manejo de áreas protegidas. Esta condición nos invita a reconocer la importancia de la conservación y uso de la biodiversidad,
como la única vía para seguir viendo un mundo lleno de colores.
Este libro captura la esencia de la "Colombia natural" representada en las 59 áreas pertenecientes al Sistema de Parques Nacionales Naturales y las nuevas áreas objeto de conservación.
En estas páginas, además de fotografías hermosas que nos sumergen en un mundo que podríamos llamar mágico, encontraremos vida, cultura y conocimiento tradicional e historias épicas de la naturaleza misma. Aquí está inmerso un legado, el verdadero mundo donde todos queremos vivir, lleno de amaneceres brillantes, de cálidos atardeceres, de la simplicidad de la grandeza. El mundo de colores, el maravilloso mundo de nuestro patrimonio natural expresado en nuestras áreas protegidas.