De Ciertas Damas

No es difícil descubrir que las nueve elaboraciones biográficas incluidas en este libro, como parte de un dramático eslabonamiento histórico, nacieron de la inevitable pasión que sus protagonistas debieron despertar en el autor. De ahí que la sensación que nos transmita la lectura de los textos sea más la de un enamoramiento, que desembocó en la búsqueda ansiosa de mayor información, que la de un ejercicio académico deliberado. ¿El resultado? Un exquisito divertimento sobre la vida y el destino de las mujeres escogidas, los hechos y personajes que las rodearon, y las marcas que dejaron en la historia. Entre Messalina —la romana y augusta meretriz, nacida en algún momento del siglo I—, La bella Otero —que entra en escena a finales del siglo XIX, con su séquito de amantes, pretendientes y suicidas—, o la dulce Claretta —que debe cruzar por una de “las más terribles tempestades de la historia”—, la gama de las relaciones descritas se inscribe muy de cerca del poder y del dinero, en un mundo manejado esencialmente por los hombres. Las damas, casi todas, de estas excelentes narraciones aprenden pronto a abrirse espacio en este mundo, e igualmente a subvertirlo, con las armas de su encanto pero, en la mayoría de las veces, también con el precio de su vida.