Flora Tristán. Peregrinaciones de una paria

Mucho antes de que el movimiento feminista de los años sesentas pusiera sobre el tapete el tema de los derechos fundamentales de la mujer; mucho antes de que los obreros del mundo, con los puños en alto, agitaran las banderas del marxismo-leninismo, reclamando reivindicaciones laborales, una mujer "una paria, como ella misma se define" sacudió los ámbitos femeninos y proletarios de Europa y América en la primera mitad del siglo XIX con una lúcida diatriba sobre los atropellos de que eran los derechos y las posibilidades de ambos. Se trataba de Flora Tristán (1803) "futura abuela del pintor Paul Gauguin", hija de un noble peruano y una joven francesa, que de niña había escuchado en su casa narrar los sueños de un suramericano, desvelado y loco, llamado Simón Bolívar, y quien, a la luz de la legislación revolucionaria de Francia, resultaba ilegítima pues sus padres, que habían contraído un matrimonio católico en Bilbao, habían omitido la fórmula civil, única válida ante el Estado galo. Esta mujer, que en busca de la legendaria fortuna de su padre se desplazó hacia las posesiones de la familia en el Perú, sólo para ser rechazada y humillada, y que el novelista peruano Mario Vargas Llosa convierte en la protagonista de su próxima novela, consignó en un diario las memorias de ese desgarrador periplo. Y es precisamente ese diario "Peregrinaciones de una paria" el que ahora, al cumplirse 200 años del nacimiento de su autora, publica Villegas Editores, en su serie dorada, con una lúcida nota introductoria escrita años atrás por el insigne americanista e historiador colombiano Germán Arciniegas.