Liliana Villegas Benjamín Villegas: Artefactos de Colombia
Texto: Enrique Pulecio
Fotos: José Fernando Machado
El libro “Artefactos de Colombia”, editado y publicado por Benjamín Villegas y Liliana Villegas en el año 2006 es una recopilación de más de 500 años en artefactos que han acompañado la evolución social y cultural Colombiana desde las épocas prehispánicas hasta la actualidad. Sus capítulos recorren un camino por las diferentes materias primas como los tejidos, el cuero, los metales, el barro y cómo a partir de ellas se han desarrollado objetos que enmarcan la cotidianidad de los colombianos.
“Las investigaciones arqueológicas han demostrado cómo el poblamiento del territorio colombiano lo realizaron tres grandes culturas, pertenecientes a familias lingüísticas distintas. Las de los Arawak, cuyo núcleo original se sitúa en las cuencas del río Orinoco, la de los Caribes, quienes se asentaron en las llanuras interandinas y las regiones de la Costa Atlántica y Pacífica, y la de los Chibchas, que habitaron las tierras que se extienden a lo largo de la cordillera andina.”
Chinchorros guajiros quindados en ranchería, porn indígenas Wuyuu Guajira, Colombiana
“Cuando Cristóbal Colón llegó a América, en 1492, lo que es hoy territorio colombiano estaba poblado por numerosas sociedades aborígenes, como los Tairona, localizados en la Sierra Nevada de Santa Marta, la cultura Sinú, asentada entre los ríos San Jorge y Sinú, los Muiscas que habitaban el altiplano cundiboyacense, los Quimbaya que poblaban la región del Viejo Caldas, los Calima que ocupaban el valle del río del mismo nombre, en el actual territorio del Valle del Cauca, los Tierradentro ubicados en la región andina, en lo que es hoy el departamento del Cauca, el Tolima en la región del alto Magdalena, la cultura San Agustín al oriente del macizo colombiano, en el departamento del Huila, y los Tumaco y los Nariño en la frontera con el Ecuador.”
“A pesar de poseer características semejantes, cada pueblo contaba con su propia cultura, determinada por factores tanto sociales como ambientales. Los climas, la configuración geográfica, las propiedades inherentes a la tierra, su posición relativa frente a otras comunidades, su pasado y su mitología, fueron, sin duda, parte de esas fuerzas que determinaron la dirección hacia la cual fueron transformando su entorno natural en cultura. Se sabe, por ejemplo, que nuestros antepasados asimilaron las fuertes influencias de las corrientes migratorias de los Mayas, que penetraron al país por el norte, y de los Incas que llegaron por el sur, enriqueciendo su cultura nativa con esos nuevos aportes.”
“Con el desarrollo de su actividad productiva, el hombre prehispánico había establecido una relación propia con la naturaleza. La utiliza con mesura y un respeto casi sagrado, y si llegó a transformarla lo hizo en la medida, tanto de sus necesidades vitales como de aquellas relacionadas con el impulso que su progreso material le imponía. Pero, a partir de la conquista, la relación entre el hombre y la naturaleza cambió radicalmente en América. Con la presencia del europeo se rompen los equilibrios antes preservados. La llamada actividad civilizadora se orientó de una forma tan brutal como irracional, hacia la búsqueda ciega de la riqueza material, representada en oro y piedras preciosas.”
“A partir de la Conquista y hasta comienzos del siglo XIX, la corona española colonizó y evangelizó a los habitantes de estos territorios, imponiendo a su devenir histórico un modelo de civilización extraño, pero que, al final, constituyó, con el mestizaje y la consolidación de su cultura, una nueva sociedad. Esta se configuró a partir de elementos muy diversos pues, a los ancestros indígenas, se agregó la presencia étnica de la raza negra, venida en las galeras de los españoles, que también cohabitaron con los indios y con los españoles creando otros tipos de mestizaje.”
“La vida de Colombia como nación soberana sólo comienza en las primeras décadas del siglo XIX. Después de nueve años de luchas de los ejércitos patriotas contra los ejércitos españoles, se logra la independencia de España, y en diciembre de 1819, en el Congreso de Angostura, se constituye la Gran Colombia formada por lo que son hoy las repúblicas de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá.”
“En cada región del país se ha arraigado un tipo humano particular que tiene sus propias características. Al norte, la costa del Océano Atlántico, habitada por gente alegre, extrovertida y sincera, conforma un pueblo sencillo de alma, el cual incluye, además de negros, mulatos y blancos, tribus indigenas como los Wayuu de La Guajira, los Kogi de la Sierra Nevada de Santa Marta y los Cuna del Golfo de Urabá. Al oeste, en la costa sobre el Océano Pacífico, se asientan comunidades de raza negra, pueblos de pescadores y de cazadores, flanqueados por el mar y por la selva más húmeda y de mayor biodiversidad del mundo, cuna de tribus indígenas como los Emberá y los Noanama. Al sureste, la exuberancia de la selva amazónica, cálida y húmeda, es el hábitat natural de numerosas agrupaciones, con sus mitos y leyendas, contorneadas por hombres que cazan y pescan, con formas de vida comunitaria y a veces nómada, como los Sibundoy, Makuna, Tukano y Tikuna. Al este, en los llanos del Orinoco y los inmensos ríos de la gran sabana, se encuentran sociedades basadas en la agricultura y el pastoreo y asentamientos indígenas como los Guahibo, que habitan las orillas del río Vichada. En el centro, la cordillera de los Andes, dividida en tres ramales y densamente poblada, alberga sociedades con marcadas diferencias culturales y grandes capacidades para la agricultura, la alfarería y el tejido, y tribus que conservan tradiciones seculares, como los Guambiano, los Pijao y los Páez.”“Colombia es una síntesis tropical de América, y al escudriñar su cultura material podremos comprender cómo este proceso de evolución está vivo y presente en el trabajo de los artesanos. Ellos son los herederos directos y legítimos de la producción tradicional, que con sus innumerables formas y elementos, configura la riqueza material y estética que caracteriza las diversas zonas del país. La cultura de cada región nos ofrece un amplio repertorio de la capacidad de invención y adecuación a los usos particulares, con que el hombre colombiano crea una segunda naturaleza. A su lado está la sociedad que el artesano interpreta y a la que le devuelve, en forma de objeto terminado, ciertos patrones del gusto general, bajo el pretexto de satisfacer las necesidades prácticas.”
“Este libro recoge imágenes de múltiples artefactos de la vida cotidiana que han acompañado el desarrollo de la cultura colombiana a través de los siglos: objetos rituales, herramientas, vasijas, canastos, muebles, hamacas, sombreros y muchos más. Si han perdurado a través del tiempo, es porque han sido hechos con tradición y originalidad, haciendo uso de materiales nobles como madera, barro, metales, fibras, semillas, piedra y cuero que la humanidad ha transformado de mil y una manera, pero que aquí, dentro de su propia idiosincrasia, adquieren una forma, un color y un contenido, que los hace ejemplares simbólicos de la región continental de la que forman parte, y testimonio de una sólida cultura artesanal.”
“La artesanía es sólo uno de los aspectos que revelan la enorme importancia de la tradición tanto como forma humana de transmitir un oficio, como de inculcar, en cada nueva generación, los principios que conforman la base espiritual sobre la que se funda toda sociedad. Es, a través de ella, como aprendemos a respetar la sabiduría de los mayores, a sentir amor por la tierra y por las costumbres, y a crear y perpetuar los ritos. Así, tradición y artesanía, tradición y cultura, son parcelas de la vida humana, que se sostienen recíprocamente y que ayudan a un pueblo a conservar y a construir su patrimonio. Si se consolidan estas bases, se podrá aspirar a mantener una verdadera relación con la naturaleza y con el cosmos.”
“La mirada al pasado y a la artesanía son rutas que pueden conducir a disfrutar la calidad de la vida, dentro de auténticos principios culturales, con “fuerza, carácter, talento y pujanza espiritual".
PULECIO, Enrique; "Artefactos de Colombia"; 2006; Villegas Editores, Introducción, P 13